El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, propuso este jueves destinar para vivienda familiar a los edificios y terrenos abandonados en las ciudades, incluyendo los que son propiedad del Estado, al promulgar una ley para la construcción hasta 2026 de dos millones de inmuebles como parte del plan Mi Casa Mi Vida.
“La gente pobre quiere vivir bien, todos se merecen vivir bien. Por eso le digo a los empresarios de la construcción, a los equipos técnicos del gobierno, que hay que hacer cada vez mejores las casas, con espacio, con balcones. Todos sueñan con vivir en un lugar con calidad. Es importante darle productos de calidad a la gente más pobre”, aseguró Lula.
El acto de firma de la ley aprobada por el Congreso que revive el plan Mi Casa Mi Vida intenta refundar la iniciativa inaugurada por Lula en sus primeros dos mandatos (2003-2010), cuando entregó cuatro millones de viviendas.
El plan tendrá ahora alcance a la clase media baja con tasas de intereses subsidiadas.
“Tenemos que tener conciencia de la capacidad de hacer que tenemos los brasileños. Este país no será hecho por los alemanes, los franceses, los estadounidenses, será hecho por nosotros, con nuestra forma de ser. Estamos volviendo a la normalidad, con armonía entre los poderes”, aseguró el mandatario.