El delfín rosado es para los indígenas de la Amazonía un animal sagrado, guardián del mundo marino. Por eso, el hallazgo de los cadáveres de 120 delfines –rosados y tucuxis– flotando en el lago Tefé, en el interior del estado Amazonas (noroeste de Brasil), supuso un durísimo golpe para las comunidades.
Aunque todavíase analiza la causa de la tragedia, lo que sí saben los investigadores es que hubo una bajada de nivel del agua y que esta traspasó los 39 º C en lago Tefé, más de 10 grados por encima de la media para esta época del año.
Pero los especialistas creen que tiene que haber algo más, como la posibilidad de la presencia de alguna toxina en el curso de agua, e intentan encontrar respuestas a preguntas que se les escapan. Por ejemplo, ¿por qué los delfines no pudieron escapar hacia otras zonas menos calientes?
La situación se vuelve más dramática si se miran las cifras. En la región quedan 900 delfines rosados –una de las pocas especies de delfines de agua dulce que quedan en el mundo–, y unos 500 tucuxis.
Ambos animales, que forman parte de la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, se reproducen muy lentamente. Así que, si el problema persiste, se podría llegar a un punto de no retorno.
Los especialistas han puesto en marcha un plan de rescate con el que se pretende capturar a algunos de los delfines vivos para analizarlos y entender qué está sucediendo.
“Es algo sin precedentes, nunca hubo una muerte de delfines como esta relacionada con la temperatura”, aseguró Miriam Marmontel, investigadora del Instituto De Desarrollo Sostenible Mamirauá.
Pero no solo los delfines preocupan a los especialistas, las imágenes de toneladas de peces muertos flotando en el agua generan un gran desasosiego. Además, Marmontel alerta de que si el agua no es apta para los animales, tampoco lo es para las personas.