La jornada de apertura de la segunda edición en nuestro país del Primavera Sound, que se realiza en el porteño Parque Sarmiento, tuvo a The Cure como indiscutible y excluyente protagonista, no sólo por el peso propio de su historia, sino fundamentalmente por el inolvidable concierto que ofreció en el cierre de la noche de este sábado.
En dos horas y media -una duración absolutamente inusual en los festivales, pero establecida por la propia banda como condición para formar de la grilla-, el histórico grupo británico sumergió a la multitud que colmó el predio en un ensoñador viaje sonoro, que se presentó en forma de narcótica angustia o, en el extremo opuesto, signado por la canción pop de esperanzadores tonos románticos; aunque, por supuesto, siempre bajo el ropaje de la oscuridad.