Una caravana de más de 3.500 migrantes partió la madrugada de este domingo de Tapachula, en el estado mexicano de Chiapas, rumbo hacia EE.UU., con el interés de alcanzar a otro grupo de entre 5.000 y 6.000 personas que arrancó la semana previa hacia el mismo destino.
De acuerdo con Reuters, la reunión de los dos contingentes se producirá en la población chiapaneca de Huixtla, a unos 40 kilómetros de Tapachula y desde allí continuarán en bloque hacia el norte de México, donde aspiran a cruzar la frontera.
Irineo Mujica, un defensor de derechos humanos que organiza y acompaña las caravanas, dijo a la agencia estadounidense The Associated Press (AP), que esta situación es la resulta de las demoras de las autoridades mexicanas para regularizar la condición migratoria de los extranjeros, que a menudo deben elegir entre vivir en las calles en condiciones extremadamente difíciles o sumarse a una caravana.
“Con este tipo de acciones estamos tratando de salvar vidas (…). Ellos [las autoridades] han ignorado el problema y han dejado a los migrantes varados”, aseguró el activista, citado por Diario Tribuna Chiapas.
Medios locales apuntan que las más de 10.000 personas que se han sumado a la caravana durante la última semana aspiran que este 6 de noviembre, las autoridades mexicanas se pronuncien sobre la emisión de documentos que les permitan permanecer legalmente en México y seguir hacia los EE.UU.
La semana previa, Mujica refirió a la prensa que para destrabar la situación burocrática, los migrantes propusieron ayudar en la reconstrucción del puerto de Acapulco –que resultó severamente dañado por el paso del huracán Otis– a cambio de la documentación de tránsito, pero su petición no fue respondida.