No hay duda de que la población civil ha sido la más afectada por el conflicto armado en Colombia. Sin embargo, en dos hechos recientes en el Cauca, los pobladores han repelido la acción de las Fuerzas Militares en las zonas donde operan bloques de las disidencias de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que abre interrogantes sobre las razones de esa respuesta.
Los medios colombianos y las redes reportaron el pasado sábado que los habitantes del municipio caucano de Timba corrieron a la Policía y al Ejército, entre gritos e insultos. Previamente, había ocurrido un enfrentamiento entre un grupo de las disidencias de la extinta guerrilla y la Fuerza Pública, que dejó a un excombatiente muerto.
Pero este no es el primer evento de este tipo que ocurre en este mes. El pasado 5 de noviembre, 200 soldados fueron retenidos por la comunidad campesina en el corregimiento de El Plateado, situado en el cañón de Micay, en el Cauca, supuestamente por coacción del grupo armado.
Esta situación de orden público, que culminó con la liberación de los uniformados, causó la primera gran crisis del diálogo que apenas se había iniciado el 16 de octubre entre el Estado Mayor Central (EMC) del extinto grupo guerrillero y el Gobierno, y que ocurre cuando se cumplen ocho años del Acuerdo de paz entre una facción mayoritaria de las FARC y el Gobierno.